LA ALQUIMIA DE LOS DÍAS [A modo de prólogo]La bitácora [que hojeas] comenzó a gestarse una noche fría de invierno cuando contemplaba las estrellas esparcidas [aparentemente, al azar] por un cielo profundo y limpio, miles y miles de millones de estrellas imperturbables a los fines de los hombres en este diminuto planeta [que no es sólo nuestro y que además conoce su destino: el cuándo le alcance depende de la medida de nuestra Estupidez, de nuestra Codicia, de nuestra Soberbia, de la medida de nuestro Ego, de nuestro Antropocentrismo idiota, ciego y extremadamente predatorio.] El Hombre camina [como puede] bajo esas estrellas porque no sólo le espolea el hambre o la sed [esas nobles necesidades], sino también porque hay sed y hambre de verdad y conocimiento [de sí mismo, de los otros, de lo cognoscible y de lo que no lo es.] La curiosidad es indispensable para sobrevivir. Es caminante, peregrino, viajero y lo es tras una estela inasible y abandonando sutiles huellas [o versos, tal vez, inútiles] por doquier que el mar del tiempo se llevará a no sé dónde ni cuándo [como estas mismas palabras que ahora y aquí escribo: un mensaje en una botella.] Es la alquimia de los días, al crepúsculo, el oro de Ulises. Los días pasan y segregan, depuran al menos dos versos mal rimados: del plomo de la realidad vivida, de las horas de cinc, de las visiones de azufre de la vigilia, del lapislázuli del sueño. Se subliman en oro converso, en gotas contables, en uno, dos o cuatro versos significantes de lo insignificante, de las cosas pequeñas que son, que nos pasan. Se transmutan en materia poética: en conjunción, las palabras y los días... Invierno, 2005 | Daniel Espín López
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sábado, enero 28, 2006
EL AMOR SÓLO ES AMOR
"Good morning, starshine The Earth says hello You twinkle above us We twinkle below." Del filme: Hair.
Contra la encíclica papal deus est caritas de papaya y lima y demasiado ron del señor Ratzinger.
Ni Dios es necesario, el amor sólo es amor, el bien sólo es bien, cuaja como la nieve sin más en la fría piedra los días que no encuentran ni nombres ni verjas, y quienes mal quieren alambrearlo no saben lo que hacen, ágnus dei, sofismas en mano armada de hipocresía manifiesta como míseras lanzas de Longino, con la intención de hundirlo en charcos de miradas sucias y miserablemente diminutas, que se hacen rancio y fundamentalista púlpito y barata política; pues, perdónalos: Cristo hace tiempo que se marchó de sus viciadas iglesias junto a Isis, la madre, ¿no habéis caído en la cuenta que resuenan vacías y huecas? Descalzo y desnudo vive del aire limpio en las calles y de quien bien quiera sin evangelismos, cucos teocambistas, acogerle sin partido ni alianzas libremente apóstata: tras las huellas del que fue su amadísimo y mejor apóstol, de María Magdalena para no fundar otra iglesia nunca, nunca más, [Cristo Laico]. Sirius en la oscura noche es el mesías para quien sabe mirar el cielo, good morning starshine; para quien sabe contar el karma que nos resta como monedas sueltas en los bolsillos propios, el karma que se gana sólo sobre las sandalias rotas y olvidadas de los desheredados. Quien tenga oídos oiga...
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