LA ALQUIMIA DE LOS DÍAS [A modo de prólogo]La bitácora [que hojeas] comenzó a gestarse una noche fría de invierno cuando contemplaba las estrellas esparcidas [aparentemente, al azar] por un cielo profundo y limpio, miles y miles de millones de estrellas imperturbables a los fines de los hombres en este diminuto planeta [que no es sólo nuestro y que además conoce su destino: el cuándo le alcance depende de la medida de nuestra Estupidez, de nuestra Codicia, de nuestra Soberbia, de la medida de nuestro Ego, de nuestro Antropocentrismo idiota, ciego y extremadamente predatorio.] El Hombre camina [como puede] bajo esas estrellas porque no sólo le espolea el hambre o la sed [esas nobles necesidades], sino también porque hay sed y hambre de verdad y conocimiento [de sí mismo, de los otros, de lo cognoscible y de lo que no lo es.] La curiosidad es indispensable para sobrevivir. Es caminante, peregrino, viajero y lo es tras una estela inasible y abandonando sutiles huellas [o versos, tal vez, inútiles] por doquier que el mar del tiempo se llevará a no sé dónde ni cuándo [como estas mismas palabras que ahora y aquí escribo: un mensaje en una botella.] Es la alquimia de los días, al crepúsculo, el oro de Ulises. Los días pasan y segregan, depuran al menos dos versos mal rimados: del plomo de la realidad vivida, de las horas de cinc, de las visiones de azufre de la vigilia, del lapislázuli del sueño. Se subliman en oro converso, en gotas contables, en uno, dos o cuatro versos significantes de lo insignificante, de las cosas pequeñas que son, que nos pasan. Se transmutan en materia poética: en conjunción, las palabras y los días... Invierno, 2005 | Daniel Espín López
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jueves, octubre 08, 2009
CARTA PARA MARTA
"Cuando contemplo el cielo de innumerables luces adornado, y miro hacia el suelo de noche rodeado, en sueño y en olvido sepultado el amor y la pena despiertan en mi pecho un ansia ardiente..." Fray Luis de León, Noche serena.
Dedicado a Marta. Mi comprensión y mi amor...
Estimadísima Marta:
Ahí fuera estás, pero no, no sola: sin rumbo o rumbo al combate contra ti misma, mas dibujas [el mundo lo sabe] en tus manos limpias, sin duda, un camino de certezas difíciles. Creo que hay: [disculpa, Marta, que me atreva en aconsejarte] surcan demasiadas líneas para el atribulado quiromante en abigarrados bosques, o tal vez sea que sobran números, símbolos en la ecuación más compleja que manejas. Pero no es necesario,
no, no has de cambiarla, bella es tal cual, simplifica desde sus raíces cuadradas, tan sólo, el mismo algoritmo: el que tú serías como quieras. Sin embargo, prueba otro camino de tantos que existen, vuelve sobre tus pasos y recuerda los días felices: dos pasos atrás, uno adelante. Apunta esa brújula del corazón que sólo a ti te pertenece como un tenso arco y apunta certeramente y marcha en pos y resuelve este galimatías granado que es la vida, despejando las nubes más grises, las incógnitas que puedan resistirse. No es fácil: si abres las manos mira como aparece escrita [tan vital como tú misma] la clave [en sol]. Has de confiar...
Has de confiar en el amor...
Te suplico, Marta, que no lo dudes. Incluso cuando menos lo parezca te suplico que hagas las cuentas: el futuro espera, también los que te aman a este lado de la esperanza. Has de confiar...
Has de confiar en el perdón...
Te suplico me disculpes, Marta, que me atreva en aconsejarte. Adjunto este abrazo con el torpe mimbre de unos versos. El amor te guíe de ahora en adelante y sean tus pasos una flecha en la invicta diana, y sean de reconciliación y de alegría: sean...
Postdata: Me disculpes, Marta, estos humildes consejos en verso que llamarán a tu puerta en representación sincera de mi amistad y comprensión. No te ofendas... Etiquetas: poesía, versos
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