LA ALQUIMIA DE LOS DÍAS [A modo de prólogo]La bitácora [que hojeas] comenzó a gestarse una noche fría de invierno cuando contemplaba las estrellas esparcidas [aparentemente, al azar] por un cielo profundo y limpio, miles y miles de millones de estrellas imperturbables a los fines de los hombres en este diminuto planeta [que no es sólo nuestro y que además conoce su destino: el cuándo le alcance depende de la medida de nuestra Estupidez, de nuestra Codicia, de nuestra Soberbia, de la medida de nuestro Ego, de nuestro Antropocentrismo idiota, ciego y extremadamente predatorio.] El Hombre camina [como puede] bajo esas estrellas porque no sólo le espolea el hambre o la sed [esas nobles necesidades], sino también porque hay sed y hambre de verdad y conocimiento [de sí mismo, de los otros, de lo cognoscible y de lo que no lo es.] La curiosidad es indispensable para sobrevivir. Es caminante, peregrino, viajero y lo es tras una estela inasible y abandonando sutiles huellas [o versos, tal vez, inútiles] por doquier que el mar del tiempo se llevará a no sé dónde ni cuándo [como estas mismas palabras que ahora y aquí escribo: un mensaje en una botella.] Es la alquimia de los días, al crepúsculo, el oro de Ulises. Los días pasan y segregan, depuran al menos dos versos mal rimados: del plomo de la realidad vivida, de las horas de cinc, de las visiones de azufre de la vigilia, del lapislázuli del sueño. Se subliman en oro converso, en gotas contables, en uno, dos o cuatro versos significantes de lo insignificante, de las cosas pequeñas que son, que nos pasan. Se transmutan en materia poética: en conjunción, las palabras y los días... Invierno, 2005 | Daniel Espín López
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jueves, marzo 31, 2011
POEMA SIN PALABRAS
Este poema está dedicado a TAO,
este perro labrador que ES:
sendero, compañía y
humanidad...
*◊*
"El Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao."
Lao-tze, Tao Te King.
Es posible
un poema sin palabras?
Decir
sin pronunciar: no hay huellas
en la nieve. Sólo refulge el pedernal a ráfagas
en tus labios, pero callas. Sólo acaso
estas lágrimas invisibles como puntos suspensivos
en el exhausto exhausto
vacío...
¿Cuánto más se puede decir sin decir nada
en absoluto? Estos versos
por supuesto no existen, luego callarán
para siempre...
Etiquetas: Daniel Espín, palabra, poesía, Tao, Ultraísmo, versos cotidianos
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