LA ALQUIMIA DE LOS DÍAS [A modo de prólogo]La bitácora [que hojeas] comenzó a gestarse una noche fría de invierno cuando contemplaba las estrellas esparcidas [aparentemente, al azar] por un cielo profundo y limpio, miles y miles de millones de estrellas imperturbables a los fines de los hombres en este diminuto planeta [que no es sólo nuestro y que además conoce su destino: el cuándo le alcance depende de la medida de nuestra Estupidez, de nuestra Codicia, de nuestra Soberbia, de la medida de nuestro Ego, de nuestro Antropocentrismo idiota, ciego y extremadamente predatorio.] El Hombre camina [como puede] bajo esas estrellas porque no sólo le espolea el hambre o la sed [esas nobles necesidades], sino también porque hay sed y hambre de verdad y conocimiento [de sí mismo, de los otros, de lo cognoscible y de lo que no lo es.] La curiosidad es indispensable para sobrevivir. Es caminante, peregrino, viajero y lo es tras una estela inasible y abandonando sutiles huellas [o versos, tal vez, inútiles] por doquier que el mar del tiempo se llevará a no sé dónde ni cuándo [como estas mismas palabras que ahora y aquí escribo: un mensaje en una botella.] Es la alquimia de los días, al crepúsculo, el oro de Ulises. Los días pasan y segregan, depuran al menos dos versos mal rimados: del plomo de la realidad vivida, de las horas de cinc, de las visiones de azufre de la vigilia, del lapislázuli del sueño. Se subliman en oro converso, en gotas contables, en uno, dos o cuatro versos significantes de lo insignificante, de las cosas pequeñas que son, que nos pasan. Se transmutan en materia poética: en conjunción, las palabras y los días... Invierno, 2005 | Daniel Espín López
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sábado, mayo 24, 2008
ISABELLA. SOMNILOQUIOS DELFICOS
Dedicato a te, indimenticabile e cara Isabella: pellegrina che conobbi nel Camino de Santiago attraverso suoi loquaci sogni... Ringraziamenti soprattutto a te, eppure anche a Mauro, a Lele, a Roberto, a Francisco e alla sarda Giovanna [qui è una grande entusiasta per Ariosto e il suo epico Orlando Furioso, quindi semper io mi domando veramente se Giò è: ¿o Bradamante o Angelica?].
"¿Quién mis voces ha escuchado?" Pedro Calderón de la Barca, La vida es sueño.
Cuando todos duermen tal vez negociando la Paz con las Sombras, conversas con tus Sueños tú, Isabella: al menos tu voz apacible como si de la Nada surgiera recorre la estancia vacía y la siembra de palabras fértiles [como una bandada en vuelo de aves dibujando acrobacias de Signos contra el ancho Silencio], pero no recolecto más que indiscernibles Rosettas e ignotas tertulias o líricos nudos. Tú, Isabella, ¿vives qué sueños. Sueñas que vives? Ahora comprendo que así es cómo embelleces los jardines de tu Alma [que habla por ti] cuando nadie puede verte al otro lado del espejo por entre la reverberación de la bóveda y sus laberintos imposibles y entonces finges dormir secretamente o duermes tras los visillos más viva, más despierta que los otros. Lo so: Perchè la Verità nel mezzo di questi boschi fluisce dalla fontana di tuoi sogni, y los regalas como el oráculo al poeta insomne cuando todos duermen tal vez gestando una metamorfosis u otros renacimientos, y antes que el sol sea [si asoma] otro punto y aparte, otra estrofa en la cima de la deforme e incesante Girándula de la Fortuna: el iris tuerto que riela sobre las cuerdas trémulas del piano [que son de Agua] y que pisa sin piedad el macillo salomónico sobre las sílabas tónicas al azar, sin rima ni providencia, del Verso y la Vida. Qué será, será...
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