LA ALQUIMIA DE LOS DÍAS [A modo de prólogo]La bitácora [que hojeas] comenzó a gestarse una noche fría de invierno cuando contemplaba las estrellas esparcidas [aparentemente, al azar] por un cielo profundo y limpio, miles y miles de millones de estrellas imperturbables a los fines de los hombres en este diminuto planeta [que no es sólo nuestro y que además conoce su destino: el cuándo le alcance depende de la medida de nuestra Estupidez, de nuestra Codicia, de nuestra Soberbia, de la medida de nuestro Ego, de nuestro Antropocentrismo idiota, ciego y extremadamente predatorio.] El Hombre camina [como puede] bajo esas estrellas porque no sólo le espolea el hambre o la sed [esas nobles necesidades], sino también porque hay sed y hambre de verdad y conocimiento [de sí mismo, de los otros, de lo cognoscible y de lo que no lo es.] La curiosidad es indispensable para sobrevivir. Es caminante, peregrino, viajero y lo es tras una estela inasible y abandonando sutiles huellas [o versos, tal vez, inútiles] por doquier que el mar del tiempo se llevará a no sé dónde ni cuándo [como estas mismas palabras que ahora y aquí escribo: un mensaje en una botella.] Es la alquimia de los días, al crepúsculo, el oro de Ulises. Los días pasan y segregan, depuran al menos dos versos mal rimados: del plomo de la realidad vivida, de las horas de cinc, de las visiones de azufre de la vigilia, del lapislázuli del sueño. Se subliman en oro converso, en gotas contables, en uno, dos o cuatro versos significantes de lo insignificante, de las cosas pequeñas que son, que nos pasan. Se transmutan en materia poética: en conjunción, las palabras y los días... Invierno, 2005 | Daniel Espín López
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domingo, julio 05, 2009
DON QUIJOTE, EL BORRACHO
"-En lo que toca -prosiguió Sancho- a la valentía, cortesía, hazañas y asumpto de vuestra merced, hay diferentes opiniones; unos dicen: "loco, pero gracioso"; otros, "valiente, pero desgraciado"; otros, "cortés, pero impertinente"; y por aquí van discurriendo en tantas cosas, que ni a vuestra merced ni a mí nos dejan hueso sano. -Mira, Sancho -dijo don Quijote-: dondequiera que está la virtud en eminente grado, es perseguida. Pocos o ninguno de los famosos varones que pasaron dejó de ser calumniado de la malicia." Miguel de Cervantes, Don Quijote de La Mancha, 2.ª parte, Cap. II.
A Bautista en el día de su cumpleaños. No te preocupes por lo que digan esas víboras rayadas...
Don quijote busca el amor en una copa de ron,
y cuán verdadero, ¿o no?
Harto del desprecio y la indiferencia de aldonza, la porquera.
Harto de un mundo que huele fragantemente a la Putrefacción que veneran como al Oro, y a esa crueldad que ésos elevan a limpio valor en bolsa: Sé que te duele que capitalicen el dolor ajeno...
Pero no hallas en tus callados pozos más que una senda vacía sin aquellos horizontes [tan posibles como creyeras], un sendero sin finales felices, o un manantial bastante seco y [tal como dirías, repetidamente] tan, tan cansado...
Pero no: Oh, don quijote, por qué has de sucumbir
a esta cloaca general que anega hasta las tierras que nunca pensaste que iban a caer en la sepsia... Etiquetas: poesía, quijote, versos
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