LA ALQUIMIA DE LOS DÍAS [A modo de prólogo]La bitácora [que hojeas] comenzó a gestarse una noche fría de invierno cuando contemplaba las estrellas esparcidas [aparentemente, al azar] por un cielo profundo y limpio, miles y miles de millones de estrellas imperturbables a los fines de los hombres en este diminuto planeta [que no es sólo nuestro y que además conoce su destino: el cuándo le alcance depende de la medida de nuestra Estupidez, de nuestra Codicia, de nuestra Soberbia, de la medida de nuestro Ego, de nuestro Antropocentrismo idiota, ciego y extremadamente predatorio.] El Hombre camina [como puede] bajo esas estrellas porque no sólo le espolea el hambre o la sed [esas nobles necesidades], sino también porque hay sed y hambre de verdad y conocimiento [de sí mismo, de los otros, de lo cognoscible y de lo que no lo es.] La curiosidad es indispensable para sobrevivir. Es caminante, peregrino, viajero y lo es tras una estela inasible y abandonando sutiles huellas [o versos, tal vez, inútiles] por doquier que el mar del tiempo se llevará a no sé dónde ni cuándo [como estas mismas palabras que ahora y aquí escribo: un mensaje en una botella.] Es la alquimia de los días, al crepúsculo, el oro de Ulises. Los días pasan y segregan, depuran al menos dos versos mal rimados: del plomo de la realidad vivida, de las horas de cinc, de las visiones de azufre de la vigilia, del lapislázuli del sueño. Se subliman en oro converso, en gotas contables, en uno, dos o cuatro versos significantes de lo insignificante, de las cosas pequeñas que son, que nos pasan. Se transmutan en materia poética: en conjunción, las palabras y los días... Invierno, 2005 | Daniel Espín López
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jueves, enero 29, 2009
LECCION DE RELIGION
"Los cristianos -y hoy singularmente los católicos- hacen denodados esfuerzos por sostener la ficción de un dios que les oye y hasta los escucha e incluso les habla y les responde; es una pantomina tan voluntariosa como indecente." Rafael Sánchez Ferlosio, God & Gun.
"Por mi mala cabeza creí en la libertad,
otro respira incienso las fiestas de guardar." José Agustín Goytisolo,
Algo sucede [1996].
¿Existirían dios y sus legiones de administradores y estafas
si no tuviéramos el ancestral temor
ante la nada, o esa inculcación secular de la culpa y el miedo
y otras ficciones para consolidar sus poderes, sus negocios? Después
de todo, ¿a quién pedirás cuentas si luego escapas
por el desagüe a ninguna parte
y solo? El que imagines: sé tú y por fin
sin qué temer advertirás Ser
Libre
de esos largamente inquisitoriales
carceleros. Parásitos, gorgoritos en La
Conciencia de quien descuidado
les franquea La
Puerta.
Etiquetas: poesía, religión, versos
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