LA ALQUIMIA DE LOS DÍAS [A modo de prólogo]La bitácora [que hojeas] comenzó a gestarse una noche fría de invierno cuando contemplaba las estrellas esparcidas [aparentemente, al azar] por un cielo profundo y limpio, miles y miles de millones de estrellas imperturbables a los fines de los hombres en este diminuto planeta [que no es sólo nuestro y que además conoce su destino: el cuándo le alcance depende de la medida de nuestra Estupidez, de nuestra Codicia, de nuestra Soberbia, de la medida de nuestro Ego, de nuestro Antropocentrismo idiota, ciego y extremadamente predatorio.] El Hombre camina [como puede] bajo esas estrellas porque no sólo le espolea el hambre o la sed [esas nobles necesidades], sino también porque hay sed y hambre de verdad y conocimiento [de sí mismo, de los otros, de lo cognoscible y de lo que no lo es.] La curiosidad es indispensable para sobrevivir. Es caminante, peregrino, viajero y lo es tras una estela inasible y abandonando sutiles huellas [o versos, tal vez, inútiles] por doquier que el mar del tiempo se llevará a no sé dónde ni cuándo [como estas mismas palabras que ahora y aquí escribo: un mensaje en una botella.] Es la alquimia de los días, al crepúsculo, el oro de Ulises. Los días pasan y segregan, depuran al menos dos versos mal rimados: del plomo de la realidad vivida, de las horas de cinc, de las visiones de azufre de la vigilia, del lapislázuli del sueño. Se subliman en oro converso, en gotas contables, en uno, dos o cuatro versos significantes de lo insignificante, de las cosas pequeñas que son, que nos pasan. Se transmutan en materia poética: en conjunción, las palabras y los días... Invierno, 2005 | Daniel Espín López
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lunes, septiembre 14, 2009
A THOR IN MEMORIAM, EL PERRO QUE AMABA LA VIDA CON ÍNTIMA Y ANIMAL FIEREZA...

"Un día he de morir... Pero antes quiero decir por qué he vivido y para qué." Victoriano Crémer, Poesía total (1944-1966)
A Thor.
En un hueco albergas como el sueño de una sombra, como un telúrico signo dentro de todos los pechos amados que callan; en un hueco que es un silencio sin dimensiones como la luna que contemplo esta noche y que parece un lejano ladrido y que mueve las hojas de aquellos árboles cuando acuerdan no olvidarte en sonora homilía: ¿no es acaso tu ausencia una parte aún de su respiración armónica y vegetal?
El poeta cree, sin embargo, que estás de alguna manera en este patio, en este valle: que es un hueco, un hueco que es un silencio fieramente agazapado aún en la alfombra del salón al acecho del amor que aún esperas para latir, para mañana ir de nuevo a la caza de un poco más de amor, por supuesto, después de la siesta... Etiquetas: poesía, versos
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