LA ALQUIMIA DE LOS DÍAS [A modo de prólogo]La bitácora [que hojeas] comenzó a gestarse una noche fría de invierno cuando contemplaba las estrellas esparcidas [aparentemente, al azar] por un cielo profundo y limpio, miles y miles de millones de estrellas imperturbables a los fines de los hombres en este diminuto planeta [que no es sólo nuestro y que además conoce su destino: el cuándo le alcance depende de la medida de nuestra Estupidez, de nuestra Codicia, de nuestra Soberbia, de la medida de nuestro Ego, de nuestro Antropocentrismo idiota, ciego y extremadamente predatorio.] El Hombre camina [como puede] bajo esas estrellas porque no sólo le espolea el hambre o la sed [esas nobles necesidades], sino también porque hay sed y hambre de verdad y conocimiento [de sí mismo, de los otros, de lo cognoscible y de lo que no lo es.] La curiosidad es indispensable para sobrevivir. Es caminante, peregrino, viajero y lo es tras una estela inasible y abandonando sutiles huellas [o versos, tal vez, inútiles] por doquier que el mar del tiempo se llevará a no sé dónde ni cuándo [como estas mismas palabras que ahora y aquí escribo: un mensaje en una botella.] Es la alquimia de los días, al crepúsculo, el oro de Ulises. Los días pasan y segregan, depuran al menos dos versos mal rimados: del plomo de la realidad vivida, de las horas de cinc, de las visiones de azufre de la vigilia, del lapislázuli del sueño. Se subliman en oro converso, en gotas contables, en uno, dos o cuatro versos significantes de lo insignificante, de las cosas pequeñas que son, que nos pasan. Se transmutan en materia poética: en conjunción, las palabras y los días... Invierno, 2005 | Daniel Espín López
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martes, junio 03, 2008
CHRISTINA ME SONREIA

Dedicated to Christina [from Germany] because once she smiled so truly pretty near O Cebreiro walking El Camino de Santiago under a strange sky...
"Soy un árbol que ha crecido a la sombra, y hoy extendí mis ramas para temblar por poco tiempo a la luz del día." Gibrán Jalil Gibrán, Las Alas Rotas.
ES Christina y a lo lejos: y me sonreía hacia el fondo donde acaba
la luz sutil como de abrazos presentidos la montaña colgando apenas de un segundo sin peso la inflorescencia de mayo en un cielo de oleajes amarillos la sonrisa que resplandece de este a oeste lo que ensombrece la vida
ES Christina y a lo lejos: y me sonreía hacia el fondo donde acaba el paisaje, el camino
[en un celaje de nubes cúbicas mientras cierro el libro y mi corazón de nuevo: cuando anochecían las certezas últimas que abandonaban el fragor de la batalla muda de siempre hacia un incierto, antiguo y conocido cansancio mío]
ES Christina y a lo lejos y me sonreía: infinitamente...
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